lunes, 28 de abril de 2014

...una vez mas volví a verla, y su boca me cercó de susto, era como haberse comido varias manos y al sonreír podía ver cada uno de sus dedos, por un momento me dio la espalda y sus cabellos llegaban a la cintura, eran muy pocos castaños, y así su trasero del tamaño de un asiento casi publico, cubierto de una tela roja estampada a flores y bacterias, si pudiera pedir un deseo y se me concediera, pediría, mejor no verla...       

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Holaaaaaaaaaaaa

Que todos tus deseos se hagan realidad.

Besos.