Abre los ojos de la cara, de la mente, el corazón y la boca,
no sea que en la noche vuelvan a comerte los zancudos, donde las ollas tiznadas abran
sus bocas, la cocina cubierta de grasa se llene de burla y reine el olor a basura, abre los ojos y
despierta para que la indolencia, resulte una pesadilla…